martes, 20 de mayo de 2014

Homenaje a: VICENTE FERRER.

Vicente Ferrer nació en Barcelona (España) el 9 de abril de 1920 y su infancia transcurrió entre Barcelona y Gandía. El 36 trajo la guerra y Vicente fue llamado a filas republicanas, a la Quinta del Biberón, con tan sólo 16 años. Al terminar la guerra comenzó los estudios de Derecho, pero con la firme determinación de descubrir el camino a seguir para responder a su vocación: ayudar a los demás.

Encontró en la Compañía de Jesús una organización que le atrajo por su imagen de heroicidad, sabiduría, grandes ideales y lucha por un mundo mejor. Con la ilusión de cumplir fielmente sus principios, abandonó los estudios e ingresó en la orden.

El 13 de febrero de 1952, Vicente Ferrer llegó a Mumbai (Bombay) como misionero jesuita. Pese a que su cometido era acabar su formación espiritual, en su primera misión en Manmad decidió salir a conocer a las gentes, saber de sus necesidades y ganar su confianza, tratando de dar solución al sufrimiento de los más pobres. Para ello puso en marcha entre los campesinos un singular sistema de trabajo, que despertó las conciencias y generó un gran movimiento de solidaridad. “El milagro de dar” consistía en una pequeña ayuda económica y el asesoramiento técnico necesario para obtener agua para los cultivos. Si, al finalizar, cada campesino devolvía lo prestado (sin intereses), el milagro se iba extendiendo entre toda la comunidad.

Desde sus comienzos puso en práctica procedimientos tales como organizar pequeñas cooperativas para la excavación de pozos, canalizaciones para el abastecimiento de agua, bancos de semillas, pequeñas parcelas de regadío, etc. Al mismo tiempo, Ferrer trabajó en la construcción de servicios comunitarios y, gracias a la cesión de unas tierras, levantó dos escuelas, un hospital y dos residencias de alumnos, que eran ya casi un millar.

La simpatía que despertaba la labor de Vicente Ferrer entre los campesinos generó suspicacias en algunos sectores dirigentes, que veían en él una amenaza a sus intereses. La publicación de un artículo en el Illustrated Weekly, el semanario de mayor difusión de India, bajo el título “La revolución silenciosa” fue el detonante de la orden de expulsión que recibió el 27 de abril de 1968, dándole 30 días para abandonar el país.

Ante esto, se inició un movimiento campesino a favor de Vicente Ferrer, al que se unió también un grupo de intelectuales, políticos y líderes religiosos. El coordinador de este comité de defensa era Madu Metha, uno de los más activos e influyentes líderes sociales de Mumbai. A tan sólo dos días de que expirara el plazo fijado para su expulsión, más de 30.000 campesinos recorrieron los 250 km que separan Manmad de Mumbai para exigir al Gobierno justicia. En una breve entrevista con Vicente, la primera ministra Indira Gandhi reconoció el gran valor de su trabajo y se comprometió a buscar la solución más adecuada a la situación, enviando un telegrama con un mensaje salomónico: “El padre Vicente Ferrer marchará al extranjero para unas cortas vacaciones y será bien recibido otra vez en la India.”

Ferrer volvió a España y fundó Acción Fraterna en el Mundo, con un único objetivo: aliviar la situación de los dos tercios de la humanidad que padecen hambre. Aprovechó también para mediar en la causa de dos goanos, presos a perpetuidad en las cárceles de Lisboa, consiguiendo su liberación al cabo de dos meses.

En estas fechas apareció en la revista americana Life un gran reportaje de doce páginas titulado “El santo de Manmad”, mientras desde España, Italia, Alemania, la India y Norteamérica, un movimiento popular recogió 25.000 firmas con la intención de proponerlo como candidato al Nobel de la Paz.

Pese a haberlo solicitado, tres meses después de abandonar la India, el permiso para volver no había llegado todavía. Sorprendida por su tardanza, fue Indira Gandhi la que ordenó que le concedieran el visado de entrada de inmediato.

A su regreso a la India sólo le acogió el estado de Andhra Pradesh, y Ferrer, junto a seis voluntarios incondicionales, decidió instalarse en la tierra más pobre de esa región, Anantapur, donde la escasez de agua llegaba casi a la desertización, y la sanidad y la educación eran prácticamente inexistentes. Allí, los políticos radicales se movilizaron para recibirle con pintadas en las paredes: “Ferrer go back”. Lejos de amedrentarse, a los tres días de llegar contaba ya con una casa, vacía y a medio construir, que convirtió en cuartel general. De una de las paredes desnudas colgaba un cartel que decía: “Espera un milagro”. Este mensaje profético, cuyo origen nunca llegó a conocer, supuso un nuevo acicate para seguir adelante.

En marzo de 1970 dejó de pertenecer a la Compañía de Jesús, y ese mismo año contrajo matrimonio con Anne Perry, una periodista inglesa que había permanecido a su lado desde el conflicto de Manmad. En este contexto nació la Fundación Vicente Ferrer en la India.

Sin embargo, durante los años 70 persistió el asedio, esta vez desde las autoridades de la región, que veían con recelo el trabajo de Ferrer, llegando incluso a intentar encarcelarlo. Éste denunció el abuso de poder del que estaba siendo objeto y consiguió un fallo favorable que creó jurisprudencia.

Años más tarde, en 1996, se creó la Fundación Vicente Ferrer en España para asegurar la continuidad económica de los proyectos en la India. Desde ese momento, y hasta su muerte en junio de 2009, Vicente Ferrer lideró un proyecto que, hoy en día, continúa vivo gracias a un equipo de cerca de 1.900 personas y al apoyo de más de 140.000 colaboradores.

Vicente Ferrer

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