He amado para aprender a perder, para aprender que en el amor no existen garantías si éste no se cuida una vez alcanzado el éxito, que cualquier escalón está ahí puesto esperando tu tropiezo, que de nada sirven las palabras si no se demuestran con hechos. Amé para ganar el valor suficiente a la hora encarar futuras derrotas, para que el daño no fuera insoportable y sus secuelas menguaran cuanto antes. Porque de nada sirve que te quieran por lástima, si no sois correspondidos en todos los sentidos. He amado para aprender a ganar, para aprender que en el amor sí existen las segundas oportunidades cuando se desean de verdad, que cualquiera está ahí dispuesto a curar tu herida abierta, que en ocasiones también es conveniente quitarse de una vez por todas la venda. Amé para perder el miedo a empezar de nuevo, para que la alegría fuera retornable y mi sonrisa volviera algún día a besar otras bocas. Porque de nada vale estar con alguien por costumbre, sabiendo que ya no te quita el sentido.
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