miércoles, 30 de mayo de 2012

Reseña: FEAR FACTORY_The industrialist.

La banda angelina regresó con material nuevo después de 5 largos años desde que publicaran aquel disco infumable llamado Transgression, tras superar los problemas internos de la banda. El disco Mechanize fue la excusa perfecta para tal anhelado regreso y como los regresos siempre traen novedades, éste trajo la vuelta a la banda del guitarrista Dino Cazares tras la reconciliación con el cantante Burton C. Bell. Así mismo ficharon a Gene Hoglan de los STRAPPING YOUNG LAD para la batería. Mechanize, sin ser Demanufacture, la obra maestra de la FEAR FACTORY, si se aproximaba bastante y nos dejó con un muy buen dulce sabor de boca al comprobar que la banda volvió a su sonido más industrial, a ese sonido que les catapultó a lo más alto de la escena metalera. Pues bien, estos chicos no han estado perdiendo el tiempo y nos regalan al oído de nuevo otro discazo superando si cabe a su predecesor, a Mechanize. The industrialist es el titulo escogido para tal obra que voy a analizar. Veamos.

Tres criterios o aspectos muy a tener en cuenta: portada, concepto del disco y análisis de canciones. Primero, topamos con la portada del disco obra, de Anthony Clarkson, con las siglas de la banda metamorfoseadas en una cara de ¿robot? que nos mira con unos ojos brillantes y desafiantes. La portada no está nada mal, pero se la podían currar más, ya que, desde Archetype, cada portada, en cuanto a concepto y diseño, guarda muchísimas similitudes.

Segundo, nos encontramos de nuevo ante un disco conceptual. Como ya hicieran en su día en la mitad de los ’90 en los discos de Demanufacture, Obsolete y Digimortal, FEAR FACTORY abordan de nuevo una historia conceptual en este nuevo disco, el octavo ya de su dilatada carrera. Y es que al grupo siempre le ha gustado hablar en sus letras del futurismo, de los problemas surgidos entre la revolución tecnológica y el ser humano, de las nuevas tecnologías, de ciencia ficción, etc. Bueno, pues en este disco nos narran la historia de The Industrialist, un autómata creado por el ser humano, que no es sino la encarnación de todas las industrias adoptando la forma de eso, de autómata. A lo largo del disco observamos cómo el autómata desarrolla sentimientos e instintos a través de la observación y el aprendizaje, hasta que desarrolla uno de los instintos más particulares de la especie humana, el instinto de matar (el ser humano es el único ser que mata por placer). ¿Qué pasa? El autómata, The Industrialist, decide acabar con la especie humana. ¿Lo conseguirá? Escucharos el disco detenidamente y lo sabréis. No quiero joderos el final. Mi tarea es detallar las canciones en cuanto el aspecto musical se refiere, que viene a ser el tercer criterio.

The industrialist, arranca con el tema homónimo, el que da nombre a la historia y al disco. The industrialist empieza con una voz en off metalizada a modo de intro sobre unos poderosos sintetizadores a cargo de Rhys Fulber que anuncian el advenimiento de algo glorioso, justo después ataca salvajemente la guitarra eléctrica de Dino Cazares. Vale, sí, el esquema de los riffs de Dino Cazares se repite hasta la saciedad. Pero, si de verdad conocéis el género del Metal Industrial, sabréis más que de sobra que una de las características es la repetición de riffs pesados y graves de guitarra eléctrica, entre otras cosas.

Volviendo al tema, junto los atroces riffs surge la voz gutural que se te clava en el hígado de Burton C. Bell, y una batería a toda hostia (programada, eso sí, pero que si no os cuento ahora que las baterías del disco están programadas tal vez ni os hubierais dado cuenta, pues brillan con total naturalidad). El tema desprende un halo de oscuridad acojonante incluso en el estribillo. 

Recharger mantiene la violencia (sonora) con la que empezaba el disco, y se me pasan por la cabeza su época dorada con el Demanufacture. Qué forma de tocar riffs agresivos Dino, qué mala hostia rezuma Burton C. Bell, qué batería más precisa y contundente dándole velocidad al tema cuando le conviene. Joder, estos son los FEAR FACTORY que más molan, rozando el Death Metal con unos precisos efectos de sintetizador. Agarraos que viene curva peligrosa. 

New Messiah, desde el comienzo y a lo largo del tema, suda Metal Industrial por los cuatro costados. ¡¡¡Qué salvajes, la puta madre!!! Dan ganas de golpear y reventar todo lo que tengas a tu lado, pero uno se conforma con hacer headbanging. Una producción y ejecución exquisita con un estribillo directo a patear tu cráneo una y otra vez, donde la voz limpia de Burton C. Bell muestra su riqueza. Sin duda, uno de los grandes temas del disco que seguro que no falta en la gira de la banda angelina.

God eater empieza con unos repiques de teclados que me recuerdan al incio de Tubular Bells de Mike Oldfield pero se van diluyendo tras la irrupción de los pesados riffs de Dino Cazares y los guturales de Burton. A medida que avanza el tema van cobrando fuerza los samplers del sintetizador recordándome por instantes a sus colegas metaleros de STATIC-X cerrando el tema con los teclados del inicio.

Llegamos al ecuador del disco y nos encontramos con Depraved mind murder es una canción que tritura tus oídos, que manera de ejecutar los instrumentos en perfecta sincronía, bestial. Salvando las distancias, puede venirnos a la mente el disco de debut de la banda Soul of a new machine, por la agresividad Death y mala hostia que escupe este tema. 

Virus of faith arranca con una fuerza que te echa para atrás, muy bruta intercalado todo ello con unos pasajes muy intensos y oscuros de introspección donde la voz limpia de Burton C. Bell logra unos efectos melódicos alucinantes.

El séptimo tema es Different engine. Un tema directo a la yugular que de nuevo recuerda los momentos dorados de FEAR FACTORY. Aquí la batería y los samplers secuenciados llevan un peso considerable creando atmósferas futuristas, por así llamarlas. Los guiños al Death Metal aquí son constantes. Nos vamos acercando al final del disco y sí, es cierto, este disco se escucha en un abrir y cerrar de ojos.

En Dissamble rugen las guitarras eléctricas de cariz más Groove in crescendo donde los sonidos electrónicos emulando al autómata están currados y muy logrados. Mientras Burton a la suya, desgarrándose el alma y las cuerdas vocales con sus guturales. El fin se acerca con el tema que sirve de preludio al último. Este preludio de escaso minuto y medio llamado Religion is flawed because man is flawed sirve como puente al última tema del disco. Un medio tiempo instrumental, épico y lleno de suspense ¿habrá conseguido el autómata el exterminio de la humanidad? Pues eso se descubre en el último tema del disco, Human augmentation, donde, a lo largo de los cerca de nueve minutos que dura, el Metal brilla por su ausencia pero no la electrónica, pues bajo efectos de sintetizador una voz robótica (la del autómata) nos relata el fin de la historia.

En la edición especial del disco nos obsequian con dos temas extras: la remezcla del séptimo tema del disco, Difference engine (llamado en la remezcla Blush response) y una versión del tema Landfill de la banda industrial PITCHSHIFTER, bastante aceptable.

En definitiva, un disco corto pero intenso, muy muy intenso, además de oscuro, afilado, abrasivo, demoledor, incisivo, agresivo… The industralist es el regreso definitivo de FEAR FACTORY, donde por fin vuelven al lugar que se merecen, tras llegar a publicar en su día infumables discos como lo fueron Transgression y Digimortal; The industrialist nos recuerda a los FF de Obsolete, y sobre todo de la joya de la corona de su discografía: Demanufacture. Sin duda, la máquina del miedo está jodidamente bien engrasada, y que siga así por muchos años.


Tracklist:

01 - The industrialist.
02 - Recharger.
03 - New Messiah.
04 - God eater.
05 - Depraved mind murder.
06 - Virus of faith.
07 - Difference engine.
08 - Dissemble.
09 - Religion is flawed because man is flawed.
10 - Human augmentation.
11 - Blush response. (Remix del tema Difference Engine) [Bonustrack]
12 - Landfill. (Versión de PITCHSHIFTER) [Bonustrack]


Videoclip de "The Industrialist"

FEAR FACTORY